sábado, 4 de febrero de 2012

Cambalache Carlos Gardel





  • Que el mundo fue y será
    una porquería, ya lo sé.
    En el quinientos seis
    y en el dos mil, también.
    Que siempre ha habido chorros,
    maquiavelos y estafaos,
    contentos y amargaos,
    barones y dublés.
    Pero que el siglo veinte
    es un despliegue
    de maldá insolente,
    ya no hay quien lo niegue.
    Vivimos revolcaos en un merengue
    y en el mismo lodo
    todos manoseados.
    Hoy resulta que es lo mismo
    ser derecho que traidor,
    ignorante, sabio o chorro,
    generoso o estafador...
    ¡Todo es igual!
    ¡Nada es mejor!
    Lo mismo un burro
    que un gran profesor.
    No hay aplazaos ni escalafón,
    los ignorantes nos han igualao.
    Si uno vive en la impostura
    y otro roba en su ambición,
    da lo mismo que sea cura,
    colchonero, Rey de Bastos,
    caradura o polizón.
    ¡Qué falta de respeto,
    qué atropello a la razón!
    Cualquiera es un señor,
    cualquiera es un ladrón...
    Mezclao con Stravisky
    va Don Bosco y La Mignon,
    Don Chicho y Napoleón,
    Carnera y San Martín...
    Igual que en la vidriera
    irrespetuosa
    de los cambalaches
    se ha mezclao la vida,
    y herida por un sable sin remache
    ves llorar la Biblia
    junto a un calefón.
    Siglo veinte, cambalache
    problemático y febril...
    El que no llora no mama
    y el que no afana es un gil.
    ¡Dale, nomás...!
    ¡Dale, que va...!
    ¡Que allá en el Horno
    nos vamo’a encontrar...!
    No pienses más; sentate a un lao,
    que ha nadie importa si naciste honrao...
    Es lo mismo el que labura
    noche y día como un buey,
    que el que vive de los otros,
    que el que mata, que el que cura,
    o está fuera de la ley...

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