martes, 9 de agosto de 2011

Vicente Aupí

La Tierra, nuestro planeta, cruza estos días la órbita del cometa Swift-Tuttle, como todos los años durante la primera quincena de agosto. Y los restos del cometa, escindidos por el espacio en forma de millones de diminutas partículas, entran en la atmósfera y se queman a causa del calor generado por la fricción con el aire, formando espectaculares estelas luminosas. Son las Perseidas, la lluvia de meteoros (o estrellas fugaces) más famosa, que observan millones de personas porque coinciden con las noches más cálidas del año, cuando la mayor parte de los habitantes del hemisferio norte disfruta de sus vacaciones al aire libre. El máximo de la lluvia está previsto para la madrugada del 12 al 13 de este mes, pero esa fecha coincide con la Luna llena, cuyo resplandor no favorecerá la observación, ya que impide ver las estrellas fugaces de menor brillo. Pero, a pesar de ello, es posible observar las más brillantes y, en cualquier caso, es recomendable no esperar a esa noche. Estos días ya es posible ver algunos meteoros, especialmente una vez que la Luna, que ahora está creciente, se ha ocultado de madrugada por el horizonte oeste. Olvídense de prismáticos y telescopios, porque las Perseidas, como todas las lluvias de estrellas fugaces, sólo deben observarse con nuestros propios ojos desde lugares sin luces artificiales y con amplios horizontes. Hay que centrar la mirada en la constelación de Perseo, donde está el radiante de la lluvia, el punto del cual parecen provenir la mayoría de los meteoros.

vaupi@estrellasyborrascas.com

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