jueves, 9 de junio de 2011




  *La carga de los tres reyes**. **Por Arturo Pérez Reverte*


....Ya ni siquiera se estudia en los colegios, creo. Moros* y* cristianos
degollándose, nada menos. Carnicería sangrienta. Ese medioevo fascista,
etcétera. Pero es posible que, gracias a aquello,... mi hija no lleve hoy
velo cuando sale a la calle.
Ocurrió hace casi ocho siglos justos, cuando tres reyes españoles dieron,
hombro con hombro, una carga de caballería que cambió la historia de Europa.
El próximo 16 de julio se cumple el 798 aniversario de aquel lunes del año
1212 en que el ejército almohade del Miramamolín Al Nasir, un ultra radical
islámico que había jurado plantar la media luna en Roma, fue destrozado por
los cristianos cerca de Despeñaperros. Tras proclamar la yihad -seguro que
el término les suena- contra los infieles, Al Nasir había cruzado con su
ejército el estrecho de Gibraltar, resuelto a reconquistar para el Islam la
España
cristiana e invadir una Europa -también esto les suena, imagino-

debilitada e indecisa. *


Los paró un rey castellano, Alfonso VIII. Consciente* de que en España al
enemigo pocas veces lo tienes enfrente, hizo que el papa de Roma proclamase
aquello cruzada contra los sarracenos, para evitar que, mientras guerreaba
contra el moro, los reyes de Navarra y de León, adversarios suyos, le
jugaran la del chino, atacándolo por la espalda. Resumiendo mucho la cosa,
diremos que Alfonso de Castilla consiguió reunir en el campo de batalla a
unos 27.000 hombres, entre los que se contaban algunos voluntarios
extranjeros, sobre todo franceses, y los duros monjes soldados de las
órdenes militares españolas. Núcleo principal eran las milicias concejiles
castellanas -tropas populares, para entendernos- y 8.500 catalanes y
aragoneses traídos por el rey Pedro II de Aragón; que, como gentil caballero
que era, acudió a socorrer a su vecino y colega. A última hora, a
regañadientes y por no quedar mal, Sancho VII de Navarra se presentó con una
reducida peña de doscientos jinetes -Alfonso IX de León se quedó en casa-.
Por su parte, Al Nasir alineó casi 60.000 guerreros entre soldados
norteafricanos, tropas andalusíes y un nutrido contingente de voluntarios
fanáticos de poco valor militar y escasa disciplina: chusma a la que el rey
moro, resuelto a facilitar su viaje al anhelado paraíso de las huríes,
colocó en primera fila para que se comiera el primer marrón, haciendo allí
de carne de lanza. *


La escabechina, muy propia de aquel tiempo feroz,* hizo época. En el cerro
de los Olivares, cerca de Santa Elena, los cristianos dieron el asalto
ladera arriba bajo una lluvia de flechas de los temibles arcos almohades,
intentando alcanzar el palenque fortificado donde Al Nasir, que sentado
sobre un escudo leía el Corán, o hacía el paripé de leerlo -imagino que
tendría otras cosas en la cabeza-, había plantado su famosa tienda roja. La
vanguardia cristiana, mandada por el vasco Diego López de Haro, con jinetes
e infantes castellanos, aragoneses y navarros, deshizo la primera línea
enemiga y quedó frenada en sangriento combate con la segunda. Milicias como
la de Madrid fueron casi aniquiladas tras luchar igual que leones de la
Metro Goldwyn
Mayer. Atacó entonces la segunda oleada, con los veteranos

caballeros de las órdenes militares como núcleo duro, sin lograr romper
tampoco la resistencia moruna. La situación empezaba a ser crítica para los
nuestros -porque sintiéndolo mucho, señor presidente, allí los cristianos
eran los nuestros-; que, imposibilitados de maniobrar, ya no peleaban por la
victoria, sino por la vida. Junto a López de Haro, a quien sólo quedaban
cuarenta jinetes de sus quinientos, los caballeros templarios, calatravos y
santiaguistas, revueltos con amigos y enemigos, se batían como gato panza
arriba. Fue entonces cuando Alfonso VII, visto el panorama, desenvainó la
espada, hizo ondear su pendón, se puso al frente de la línea de reserva,
tragó saliva y volviéndose al arzobispo Jiménez de Rada gritó: «Aquí, señor
obispo, morimos todos». Luego, picando espuelas, cabalgó hacia el enemigo.
Los reyes de Aragón y de Navarra, viendo a su colega, hicieron lo mismo. Con
vergüenza torera y un par de huevos, ondearon sus pendones y fueron a la
carga espada en mano. El resto es Historia: tres reyes españoles cabalgando
juntos por las lomas de Las Navas, con la exhausta infantería gritando de
entusiasmo mientras abría sus filas para dejarles paso. Y el combate final
en torno al palenque, con la huida de Al Nasir, el degüello y la victoria. *


*¿Imaginan la película?... ¿Imaginan ese material en manos de ingleses, o
norteamericanos?.. Supongo que sí. Pero tengan la certeza de que, en este
país imbécil, acomplejado de sí mismo, gobernado por políticos aún más
imbéciles carentes de toda identidad...no la rodará ninguna televisión, ni
la subvencionará jamás ningún ministerio de Educación, ni de Cultura, porque
aquí no habría despelote ni mariconeo, sino gente real que por amar a su
tierra luchaban a morir.


 Ojo!  Importante!
 Tardamos 8 SIGLOS,  o sea, 800 AÑOS!! en echarles de la península, nuestra
tierra! Fue por nuestra desunión, porque España la formaban distintos reinos
y no uno solo. Combatíamos entre nosotros  -como ahora con las 17 autonomías
innecesarias- y no tuvimos un solo Rey, una sola nación, un único mando
militar para expulsarles, de eso se aprovecharon durante 8 siglos! y ellos,
los de la media luna sí que lo recuerdan, por eso se aprovechan, de nuestra
actual desunión, para una segunda invasión silenciosa... bajo la
permisividad de políticos de bajo perfil, acomplejados, miedosos de llamar
las cosas por su nombre..., nada que ver con aquellos valerosos guerreros
cristianos que combatieron y derramaron su sangre para.... nada!
 Ellos recuerdan nuestra desunión, la misma que tenemos ahora y que muchos
políticos fomentan! Y ellos lo saben... y de paso, se frotan las manos, se
ríen y se aprovechan para su segunda invasión...
 Nosotros hemos olvidado la historia, pero ellos no.... mal asunto.




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