Desde que esa lampara roja que
tenemos por corazon se debilite con los años. Puede que intentemos
protegerla entre vidrios, por si acaso...
Pero a veces, aunque sea por un instante, se vuelve incandescente y esplota en cientos de luces rojas, como una mangrana que se abre a la luz en pleno invierno.
Y
nos emocionamos al comprender, que somos los de siempre, y casi
levitamos al ver que nuevas hojas se nos estan escapando entre los
vidrios sin darnos cuenta.
texto de P. M. foto de sisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario