Julián García Candau
A Vicente Del Bosque no le debe gustar Silva. El canario es el primer cambio que se le ocurre al seleccionador. En el Mundial de Suráfrica lo mandó al banquillo tras la derrota con Suiza y pareció que lo hacía culpable. En la Eurocopa lo alinea junto a Cesc y también a éste lo releva, pero tal vez porque con el cambio pretende jugar la baza reclamada de delantero centro auténtico. Del Bosque no se ha atrevido a tomar la sublime decisión de suprimir un pivote ni a mandar al banquillo a Arbeloa. Contra Francia cantó más el gallo rojo. Pero sin despertar grandes entusiasmos.
El juego del tiqui-taca tuvo frente a Francia la respuesta del fútbol tradicional. Contra el juego de toque por el centro surgió la jugada crucial del encuentro. Jordi Alba, el único lateral que corría por la banda, mandó un centro medido al área para que Xabi Alonso, de cabeza como los arietes más tradicionales batiera al guardameta francés Lloris, apellido del que en Valencia tuvo un árbitro de Primera División y charcutero de primera en el Mercado Central.
Con Alba se revivió la historia de los dos goles de los que ha vivido durante años la selección española. Volvieron las imágenes retrospectivas de Zarra y Marcelino y, sobre todo, la estampa del extremo. El fútbol, se vanagloria de los jugadores con el diez a la espalda, como Pelé y Maradona aunque también ha tenido entre las figuras históricas a extremos como Garrincha, Corbatta o Schiaffino. En España no es difícil recordar, entre otros, a Gorostiza, Gainza, Basora, Collar, Gento o más pròximos geográficamente, Epi, Mañó, Seguí y el mejor Vicente Rodríguez.
Del Bosque quiere satisfacer tanto a los partidarios de los jugones como a quienes reclaman participaciones de extremos como Pedro y Navas. Y por supuesto, delanteros como Llorente, a quien tiene relegado, y al habitual, Torres, que no es capaz de hacer dos buenos partidos seguidos. El sábado cayó más en el fuera de juego que en el ataque limpio.
Todas las teorías sobre el equipo español parecen buenas y, no obstante, se da el caso de que en el momento en que desaparecen dos futbolistas como Cesc y Silva se pierde el control del balón y se conceden posibilidades al adversario. Ocurrió contra Francia a la que se ganó con sufrimiento. El 2-0 y penalti llegó en los últimos suspiros.
España sigue ganando, pero cuesta mucho marcar goles. Contra Portugal el riesgo será mayor. Será la gran oportunidad para Cristiano Ronaldo. Del Bosque, dado el escaso rendimiento de Arbeloa, que ni defiende magníficamente y cuando corre por la banda y recibe el balón se da prisa en retrasarlo, no llega hasta la raya final como Alba, podría tomar la sublime decisión de colocar a Sergio Ramos de lateral derecho. Es lo suficientemente rápido para controlar a Cristiano. Para el centro las opciones de Albiol y Javí Martínez. Seguramente no se atreverá. Está en plan code la zaga tienenservador.
El juego del tiqui-taca tuvo frente a Francia la respuesta del fútbol tradicional. Contra el juego de toque por el centro surgió la jugada crucial del encuentro. Jordi Alba, el único lateral que corría por la banda, mandó un centro medido al área para que Xabi Alonso, de cabeza como los arietes más tradicionales batiera al guardameta francés Lloris, apellido del que en Valencia tuvo un árbitro de Primera División y charcutero de primera en el Mercado Central.
Con Alba se revivió la historia de los dos goles de los que ha vivido durante años la selección española. Volvieron las imágenes retrospectivas de Zarra y Marcelino y, sobre todo, la estampa del extremo. El fútbol, se vanagloria de los jugadores con el diez a la espalda, como Pelé y Maradona aunque también ha tenido entre las figuras históricas a extremos como Garrincha, Corbatta o Schiaffino. En España no es difícil recordar, entre otros, a Gorostiza, Gainza, Basora, Collar, Gento o más pròximos geográficamente, Epi, Mañó, Seguí y el mejor Vicente Rodríguez.
Del Bosque quiere satisfacer tanto a los partidarios de los jugones como a quienes reclaman participaciones de extremos como Pedro y Navas. Y por supuesto, delanteros como Llorente, a quien tiene relegado, y al habitual, Torres, que no es capaz de hacer dos buenos partidos seguidos. El sábado cayó más en el fuera de juego que en el ataque limpio.
Todas las teorías sobre el equipo español parecen buenas y, no obstante, se da el caso de que en el momento en que desaparecen dos futbolistas como Cesc y Silva se pierde el control del balón y se conceden posibilidades al adversario. Ocurrió contra Francia a la que se ganó con sufrimiento. El 2-0 y penalti llegó en los últimos suspiros.
España sigue ganando, pero cuesta mucho marcar goles. Contra Portugal el riesgo será mayor. Será la gran oportunidad para Cristiano Ronaldo. Del Bosque, dado el escaso rendimiento de Arbeloa, que ni defiende magníficamente y cuando corre por la banda y recibe el balón se da prisa en retrasarlo, no llega hasta la raya final como Alba, podría tomar la sublime decisión de colocar a Sergio Ramos de lateral derecho. Es lo suficientemente rápido para controlar a Cristiano. Para el centro las opciones de Albiol y Javí Martínez. Seguramente no se atreverá. Está en plan code la zaga tienenservador.
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