La Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde septiembre del año 1932 hasta junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. La aridez y escasa población de ese territorio hizo que, desde la época colonial, nunca se definieran sus límites en cuanto a la dependencia política-administrativa. Recién después de que Bolivia perdió la salida al océano Pacífico, como consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879), esa región adquirió un valor estratégico para ese país. La ocupación del Chaco Boreal era ahora necesaria para salir al río Paraguay y por esa vía tener acceso al océano Atlántico. Otra de las causas fue la supuesta existencia de petróleo en el subsuelo chaqueño. La Standard Oil, que ya los extraía en Bolivia, fracasó en su intento de construir un oleoducto por territorio argentino hasta un puerto sobre el río Paraná (Santa Fe o Campana) por lo que sólo le quedó la opción de hacerlo por el Chaco Boreal hacia el río Paraguay lo más al sur posible.1
Fue la guerra más importante en el continente sudamericano durante el siglo XX. Bolivia movilizó, en los 3 años de duración, 250 000 soldados y Paraguay 150 000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas (60 000 bolivianos y 30 000 paraguayos), gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades, tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y buena alimentación afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a muchos de por vida.
La guerra consumió ingentes recursos económicos de ambos países, de por sí muy pobres. El Paraguay sostuvo parte de las necesidades de su ejército con la gran cantidad de material bélico capturado en distintas batallas. Terminada la guerra, los vendió a España con motivo de la Guerra Civil Española.
Años después de concluido el conflicto, se descubrió que no existían yacimientos petrolíferos, aparte de los que ya se habían descubierto en la precordillera boliviana lindante con el Chaco.
La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres regiones: Chaco Boreal —al norte del río Pilcomayo— el Chaco Central —entre ese río y el río Bermejo— y al sur de este último el Chaco Austral. El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondió exclusivamente al Chaco Boreal.
El Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 650 000 km² (un poco menos que Francia) y hasta fines de la década de 1920 estuvo casi despoblado y sin explorar. Sus límites son: al sur el río Pilcomayo y la Argentina ; al este el río Paraguay y la región oriental del Paraguay; al noroeste la precordillera boliviana y al noreste las regiones selváticas de Brasil y Bolivia.
Paisaje del Chaco Boreal, el árbol es elSchinopsis balansae.
La región está cubierta por matorrales espinosos y árboles como el quebracho siendo el potencial para la agricultura muy pobre. El clima es continental predominando altas temperaturas (entre 40 y 50 grados centígrados en verano) y seco, aunque ocasionalmente en invierno las temperaturas pueden bajar a los 0 grados centígrados. Es el hábitat de una gran variedad de serpientes venenosas y todo tipo de insectos muchos de ellos portadores de enfermedades (vinchuca, mosquito). El agua es escasa en las zonas centrales y los pocos pozos y lagunas existentes tuvieron una importancia vital durante la guerra.
Durante la temporada de lluvia, los pocos caminos existentes, que son senderos polvorientos durante la mayor parte del año, se convierten en ciénagas intransitables. Esta inhóspita región fue muchas veces el enemigo principal para ambos contendientes.
[editar]Antecedentes
Véase también: Antecedentes de la Guerra del Chaco
Los antecedentes y causas de la guerra son complejos. Debido a la vaga determinación de límites entre las distintas regiones y las pocas expediciones que se hicieron durante la época colonial, Bolivia y Paraguay, cuando se volvieron estados independientes, tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones en base a documentos muchas veces contradictorios. Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1884 y 1907, no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las partes. Ambos países realizaron a su vez pocas expediciones al Chaco.
En el siglo XX las compañías petroleras asentadas en Bolivia creían que había yacimientos en el Chaco Boreal, y esto alentó aún más la guerra. La intención boliviana de poseer esa región puede ejemplificarse en el eslogan de la campaña política del presidente boliviano Salamanca: «Hay que pisar fuerte en el Chaco».
El Paraguay, unas décadas antes, había sido gravemente afectado por la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). Una de sus consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en su zona oriental. Respecto del Chaco, la Argentina pretendió incorporar una parte a su territorio pero tras el arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes, en 1879, este falló que la zona comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía al Paraguay. Con estos antecedentes era difícil que ese país pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.
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