domingo, 6 de mayo de 2012

UNSINDIOS

                                                                                     

Todo este programa reformador de gran calado no puede ponerse en
marcha sin mentir
Juan José Millás 27 ABR 2012 - 00:03 CET

Desde que los ministros de Rajoy, en especial Montoro y Ana Mato,
decidieron explicar didácticamente los porqués de la demolición del
Estado, entendemos las cosas mucho mejor.
He aquí un resumen, claro como el agua, de sus argumentos:
Se pone precio a la sanidad para que continúe siendo gratuita y se
expulsa de ella a determinados colectivos para que siga siendo
universal.
Se liquidan las leyes laborales para salvaguardar los derechos de los
trabajadores y se penaliza al jubilado y al enfermo para proteger a
los colectivos más vulnerables.
En cuanto a la educación, ponemos las tasas universitarias por las
nubes para defender la igualdad de oportunidades y estimulamos su
privatización para que continúe siendo pública.
No es todo, ya que al objeto de mantener el orden público amnistiamos
a los delincuentes grandes, ofrecemos salidas fiscales a los
defraudadores ambiciosos y metemos cuatro años en la cárcel al que
rompa una farola. Todo este programa reformador de gran calado no
puede ponerse en marcha sin mentir, de modo que mentimos, sí, pero al
modo de los novelistas: para que la verdad resplandezca.
Dentro de esta lógica implacable, huimos de los periodistas para dar
la cara y convocamos ruedas de prensa sin turno de preguntas para
responder a todo.
Nadie que tenga un poco de buena voluntad pondrá en duda por tanto que
hemos autorizado la subida del gas y de la luz a fin de que resulten
más baratos y que obedecemos sin rechistar a Merkel para no perder
soberanía. A no tardar mucho, quizá dispongamos que los aviones salgan
con más retraso para que lleguen puntuales. Convencidos de que el
derecho a la información es sagrado en toda democracia que se precie,
vamos a tomar RTVE al asalto para mantener la pluralidad informativa.
A nadie extrañe que para garantizar la libertad, tengamos que suprimir
las libertades.
 

                                                                               

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