A ver si nos entendemos. Es verdad que el neonacionalismo Argentino ha jugado un papel en la expropiación de Repsol, es verdad que el naciolismo aparece con furibunda violencia cada vez que el gobierno necesita camuflar problemas graves (y el gobierno argentino no es una excepción) y es verdad que la nacionalización va a perjudicar, esencialmente, a Argentina (y aquí el único que ha dado en el clavo es el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, que parece que es el único político sensato de todo el país): ayer me preguntaba en público si quien se había pegado un tiro en el pie era Froilán, el rey Juan Carlos o Cristina Fernández de Kirchner. La respuesta es... ¡los tres a la vez!
Todo esto es verdad, pero me parece que los ciudadanos argentinos deberían empezar a ver que sus dirigentes políticos no solo utilizan el populismo nacionalista para ganarse sus simpatías, sino que son unos corruptos ladrones que roban la riqueza de su país. La nacionalización de YPF no tiene nada que ver con las necesidades energéticas del pueblo sino con la incompetencia de doña Cristina, las ansias de esconder una gestión nefasta y, sobre todo, con la CORRUPCIÓN de su entorno... y del de su hijo Máximo.
La historia empieza entre 1992 y 1999, cuando el gobierno peronista de Carlos Menem (del mismo partido de Kirchner) decide privatizar YPF debido a la enorme cantidad de pérdidas de la compañía. Era una época en que la empresa estaba mal gestionada (como casi todas las empresas públicas de todo el mundo) y el precio del petróleo rondaba los 15 dólares el barril. La empresa española REPSOL, entonces dirigida por Alfonso Cortina, compró YPF al gobierno de Menem (repito, del mismo partido que Kirchner).
1999 era una época en que “España iba bien”. ¿Lo recuerdan? Era la España del pelotazo, de los nuevo-ricos engominados que daban lecciones de gestión por todo el mundo y de los presidentes de gobierno que fumaban puros con los pies encima de la mesa. Esa arrogancia quedó grabada en las mentes de muchos latinoamericanos que han esperado años para cobrar sus deudas morales. A todo cerdo le llega su San Martín (que no su Sala i Martín, que es un fenómeno distinto) y parece que a España le ha llegado el momento de pagar la humillación a la que trató a los ciudadanos de América Latina.
Dicho esto, y aceptando la arrogancia de nuevo rico de los españoles, la verdad es que REPSOL pagó (repito, PAGÓ) el precio que le pedía el gobierno por la ruinosa compañía: 15.000 millones de dólares. La fusión fue ejemplar hasta el punto de que la revista Financial Times otorgó el premio anual a REPSOL por la mejor fusión del año.
Además de esos 15.000 millones iniciales, REPSOL ha invertido un total de 20.000 millones de dólares entre 1999 y 2012, incluyendo unos 3.200 millones en 2011. 20.000 millones en 12 años no es una inversión pequeña, diga lo que diga la presidenta Argentina. De hecho, uno de los resultados de esas inversiones ha sido el descubrimiento de los yacimientos de Vaca Muerta que pueden dar unos resultados económicos extraordinarios a pesar de que todavía está por ver la calidad del petróleo allí depositado.
En 2007, y ya con Antoni Brufau al frente de la petrolera, el presidente Néstor Kirchner pidió a REPSOL que un grupo argentino entrara a formar parte de la compañía. Se trataba del grupo Petersen de la familia de Enrique Eskenazi. La familia Eskenazi era una familia de la alta burguesía de Santa Cruz, región que había sido presidida (oh! casualidad!) por Néstor Kirchner, antes de ser presidente de Argentina. De hecho, Enrique Eskenazi era amigo íntimo de don Néstor. Es decir, el presidente Kirchner obligó en 2007 a REPSOL a aceptar un socio argentino que, casualmente, era un amigo íntimo de toda la vida. Antoni Brufau aceptó porque sabía que siempre es bueno tener inversores locales con conexiones políticas. Es bueno que los insiders te señales la existencia de luces ámbar antes de que se vuelvan rojas. Por esto aceptó que la familia Eskenazi tenga primero el 15% y luego el 25% de la compañía.
Pero había un pequeño problema: los Eskenazi eran los ricos del pueblo en Santa Cruz, pero una cosa es que tus niños se paseen por el pueblo en lujosos horteras Ferraris rojos o que chuleen por las discotecas de moda de la zona y otra cosa muy distinta es comprar el 25% de una compañía que vale decenas de miles de millones de dólares. Los Eskenazi no eran tan ricos!
¿Cómo consigue la familia amiga de Kirchner comprar el 25% de REPSOL-YPF? Pues obligando a YPF a PRESTARLE EL DINERO! Repito, Néstor Kirchner obliga a REPSOL a prestar el dinero a una familia amiga para que ésta compre el 25% de REPSOL. ¿Y cómo va a pagar esa familia semejante millonaria cantidad? Pues con los dividendos de la propia REPSOL. Es decir, REPSOL, el gobierno de Kirchner y el grupo Petersen de la familia Eskenazi firman un contrato (depositado en la Security Exchange Comission de New York) que obliga a REPSOL a dar el 25% de su capital a la familia Eskenazi y ésta se compromete a pagar de vuelta con los dividendos de REPSOL. Para garantizar que REPSOL pueda cobrar ese "crédito" (o quizá deberíamos calificarlo de extorsión), se obliga a REPSOL distribuir en forma de dividendos el 90% de sus beneficios.
Es decir, cuando la señora de Kirchner acusa a REPSOL de no destinar una mayor parte de sus beneficios a inversiones y prospecciones petrolífera, no explica que su marido (repito, SU MARIDO) había obligado a REPSOL a utilizar el 90% de los beneficios a pagar dividendos para que sus amigos (repito, SUS AMIGOS) se apropiaran del 25% de REPSOL cuando no tenían ni un dólar para comprar semejante cantidad de acciones(*).
Pero la cosa no acaba aquí. El señor Enrique Eskenazi coloca a sus hijos en la compañía (en particular, coloca a su hijo Sebastián como vicepresidente) y en lugar de actuar como el socio local que juega el importante papel de alertar de las luces ámbar antes de que aparezcan las luces rojas, se comporta como un auténtico mafioso incompetente que hace poco para defender los intereses de la compañía que dirige.
Poco a poco, REPSOL ve que se ha metido en un buen lío y que los socios locales juegan más a favor de los políticos que les han colocado en el cargo que a favor de la compañía a la que representan y pronto aparecen rumores de nacionalización. Son los últimos días de 2011 y REPSOL ha descubierto los potencialmente millonarios yacimientos de Vaca Muerta. El resto de la historia ya es conocida. Cristina Fernández de Kirchner, teledirigida por el economista Axel Kicillof(**), académico marxista, mentor de la época de Cámpora (asociación creada por Néstor Kirchner) y amigo íntimo del hijo de la presidenta, Máximo Kirchner Fernández, anuncia la expropiación del 51% de REPSOL-YPF. “Curiosamente” el 51% de las acciones expropiadas provienen del 57% que es propiedad de los socios españoles. Exactamente el 0% proviene del 25% que tienen los socios argentinos, amigos del papá Kirchner, la familia Eskenazi (y también se expropia el 0% del fondo de inversión norteamericano propietario del 17%... y recordad que eso pasa tres días después de que la señora Cristina se reuniera con Obama para "negociar" el tema).
El gran problema de la expropiación de REPSOL es que la respuesta del gobierno de España, presidido por don Mariano Rajoy, va a ser necesariamente débil. España es un cadáver económico sin ningún poder de negociación y sin ninguna capacidad de presionar a sus (teóricos) aliados: la Unión Europea y los Estados Unidos. Tanto los unos como los otros tienen menos ganas de ayudar a sus “socios” españoles que de pasar cuentas por la arrogante actitud de los presidentes españoles (Aznar y Zapatero) que no hace mucho les daban leccioncillas cuando las cosas iban bien. Y digo que eso es el gran problema de España lo digo por dos razones. La primera es que los dirigentes argentinos, que, al ver la débil reacción de España, verán crecer su ego a la misma velocidad que disminuyó cuando la Inglaterra de Thatcher les humilló en su estúpida campaña de las Malvinas, no apaciguarán su sed expropiatoria ni su venganza antiespañola con REPSOL: pensarán seriamente en expropiar otras compañías españolas como Telefónica, Santander o BBVA. Ya veremos.
La segunda razón por la que el espectáculo de YPF es un problema para España es que los demás gobiernos latinoamericanos, igualmente heridos por la arrogancia neocolonialista española de los años noventa, están observando. Y las ansias de venganza argentinas se pueden contagiar al resto del continente. También tendremos que esperar a ver cómo evoluciona eso.
Mientras tanto, la crisis ha convertido a España en un cadáver económico que inducirá a los carroñeros de todo el mundo a alimentarse de su despojos: el gobierno Argentino seguirá sus chulescas amenazas, los del resto de una América Latina humillada no se quedarán atrás, pero eso no es todo: las compañías petroleras Chinas intentarán explotar los yacimientos que deja REPSOL y que Argentina no puede permitirse explorar, los bancos americanos van a llenar el vacío que deje el Santander y las multinacionales europeas, sí, sí, las de los socios y hermanos europeos, estarán al acecho, atentos a quedarse con cualquier parte del negocio que la incompetencia de los líderes españoles deje sin defender.
(*) Todo el mundo sabe que, por más que ahora doña Cristina haga caer la lagrimita cuando habla de su difunto marido, los señores Kirchner llevaban años viviendo vidas separadas y paralelas, muy mucho en la dirección de los reyes de España, donde el monarca se va a cazar elefantes (o eran elefantas?) a Botswana.
(**) Axel Kicillof es el radical paleomarxista que ha conseguido eclipsar al ministro Amado Boudou, quien intentó prohibir los libros de Sachs o Samuelson en las universidades Argentinas por ser “neoliberales”. La vida profesional de Kicillof, un profesor de 41 años, ha sido la de un francotirador de la Universidad de Buenos Aires, donde se especializó en historia del pensamiento económico. Al doctorarse dijo que Keynes era un pensador radical tergiversado por el análisis burgués. Para él, Stiglitz o Krugman son casi tan neoliberales como Mankiw o Barro. Ya ven! El íntimo amigo de Máximo Kirchner y el ideólogo de la expropiación. Con estos líderes intelectuales dirigiendo la contrarrevolución kirchneriana uno debe decir que, a pesar que el episodio de YPF es un indicio de España tiene problemas, el problema grace no lo tiene España sino Argentina!
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José Luis Mamonde
jlmamonde@gmail.com
Córdoba - Argentina
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