jueves, 27 de octubre de 2011

YA NI LOS CREYENTES CREEN EN ELLOS


La iglesia y el estado







Con todo respeto hacia la Conferencia Episcopal y sus ideas, no entiendo nada, no entiendo cómo hace pública una orientación electoral en víspera de elecciones cuando ya en el siglo XIII santo Tomás de Aquino dejó muy clara la autonomía del Estado con respecto a la Iglesia. Y Jesucristo dijo: «A Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar.» Los obispos tienen un programa que denominan «fundamentos prepolíticos». Juan Antonio Martínez Camino expuso lo que el pueblo tiene que tener en cuenta antes de votar: «El peligro que supone opciones que no tutelan el derecho a la vida.» Se refieren a la despenalización de aborto, a la aplazada legalización de la eutanasia ya la investigación con embriones con fines médicos. Suprime el divorcio y el matrimonio entre personas del mismo sexo. No entiendo nada, porque hace pensar que ningún partido puede ser votado. ¿Qué partido político no tiene, entre sus votantes, divorcios y abortos? Quiero aclarar que no soy abortista, pero que es necesaria su regulación, y que a toda mujer le duele el aborto. Y dice san Agustín: «De lo interno no juzga la Iglesia». 
Opina sobre la crisis y dice cosas obvias como corregir los errores y desvíos cometidos en la administración de la hacienda pública y en las finanzas, atender a las necesidades de los más vulnerables como los ancianos, enfermos y los emigrantes. Pero observas cómo la alta jerarquía mira, a veces, hacia otro lado. No entiendo nada. 
Impone una educación: «Es un modo de asegurar los derechos de la sociedad y de los padres y exige hoy una regulación más adecuada para que esos derechos sean efectivamente tutelados.» El verbo tutelar suena a dirigir a protección y amparo. ¿Dónde queda la libertad? ¿La verdad de la persona humana que le lleva a la libertad? ¿Si los padres no están de acuerdo con las normas que rigen la Iglesia, están fuera de un partido conservador, por ejemplo? No entiendo nada.
También insiste en que «el Estado debe evitar imposiciones ideológicas que lesionen el derecho de los padres a elegir la educación filosófica, moral y religiosa que deseen para sus hijos. En cambio, ha de ser facilitada la justa iniciativa social en este campo». ¿Cuál es la justa iniciativa social en este campo? 
Los prelados hacen hincapié en «tutelar —otra vez el mismo verbo— el bien común de la nación española, evitando los riesgos de manipulación de la verdad histórica por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo». Después de todas estas declaraciones y muchas más dicen «no entrar en opciones de partido ni pretender imponer a nadie ningún programa político». Con todo respeto a la Conferencia Episcopal y a sus ideas, no entiendo nada. ¿Dónde está la Iglesia de la concordia que promovió el cardenal Tarancón? Todo suena a palabras guardadas con naftalina. Y yo tengo setenta años y ya no me callo.
Maria J. Muñoz peirats

                                                                               
                                                                           


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