jueves, 16 de octubre de 2014

GRACIAS A JOSE MIGUEL VILAR BOU, PORQUE ME ESCRIO EL PROLOGO DE MI PRIMER LIBBO, Y PORQUE ÉL ME ORIENTO DE COMO Y DE QUE FORMA PODER EDITARLO, COSA NADA FÁCIL....... MAS ABAJO PUBLICO SU BIBLIOGRÁFICA . SISCO

miércoles, 8 de octubre de 2014


'pihrus y los animales', de sisco

Hace poco que un amigo, un joven escritor de 74 años, me pidió que escribiese el prólogo de su primer libro, que acaba de ser publicado. Aquí se lo dejo. Creo que tanto la historia del libro como la de su autor son hermosas y nos enseñan mucho. Aquí se la dejo tal como la he escrito en el prólogo. 



La juventud de Francisco Garcerá (Sisco)

Conocí a Francisco Garcerá en la universidad para mayores de la Florida (Catarroja) hace unos muy pocos años. Yo iba a ofrecer una charla como invitado dentro de la asignatura de literatura que dirigía la memorable profesora Pilar Pérez y Paco era uno de los estudiantes de aquel grupo formado por personas de los sesenta años para arriba. Para mí fue una velada inolvidable. Me emocionó la energía con que aquellas personas se lanzaban al conocimiento. Me aleccionó su voraz curiosidad. Pensé que muchos jóvenes no sentíamos esa hambre de saber y de cultura que ellos sí atesoraban.
Como digo, Paco era uno de esos alumnos. Recuerdo que, en el coloquio posterior a la charla, comentó que era pintor y de inmediato planteó una interesante pregunta: ¿sucede con las novelas igual que con los cuadros: que hay que comprender cuándo están terminados, porque, si no, el artista puede pasarse la eternidad buscando la perfección?
Me pareció una pregunta muy bien lanzada, porque tendía un puente entre dos modos de creación: la pintura y la narración.
No perdimos el contacto nunca del todo después. Nos encontramos un par de veces y empecé a seguir su concurrido blog, en el que firmaba, igual que en este libro, como Sisco. Supe también que había sufrido un terrible problema de salud. Uno de esos malditos ictus, que prácticamente le había robado la vista. Esta circunstancia hizo que un hombre vitalista, que llevaba toda una vida pintando, de pronto se viese privado del cauce de expresión de sus sentimientos, su creatividad, sus ideas e intuiciones. Sus ojos ya no podían enfrentarse al lienzo. Ya no podía pintar.
Pero él, en vez de amedrentarse o rendirse, adoptó una actitud admirable y buscó un nuevo camino: se atrevió a ser escritor. Se lanzó, por primera vez en su vida, a la invención de un libro. Este que tienes entre tus manos.
La anécdota que he contado más arriba sobre la pregunta que Paco me hizo durante la conferencia que ofrecí en la Florida me regresó a la memoria el día en que me contó que estaba trabajando en una novela. Pensé que, ya entonces, el día en que nos conocimos, sin que él lo supiese, el escritor estaba en él, escondido. Ahora se disponía a salir a la luz.
Quedamos un día para comer y charlamos largo y tendido. Me habló de sus problemas de salud (lo justo), de cómo se enfrentaba a ellos, de sus viajes, de sus cuadros, de la aventura en la que acababa de embarcarse: la escritura. Disfruté escuchándole: es un hombre lleno de cultura, de ideas, de vivencias. No dudé en implicarme en su singladura literaria ejerciendo como consejero.
Esta que acabo de contar es la historia que se esconde tras la historia que vas a leer. Estas páginas impresas son la cristalización de una hermosa aventura humana: la de Sisco. En ese sentido, Pihrus y los animales es un pequeño milagro. Un milagro surgido del honesto impulso vital de un hombre decidido a ser joven, a estar vivo, a crear, como manera de enfrentarse a los contratiempos, incluyendo los más graves, que son los de la salud. 
De hecho, esta novela es todo un canto a la vida. Está llena de, mismamente, vida, de colores, de ideas… y de vívidos paisajes que delatan el alma de pintor de su autor.
En el momento en que leí el primer borrador de Pihrus y los animales, me sorprendió la solidez de la historia y de sus personajes. Estaban vivos. Llenos de frescura. Y las cosas que hacían y decían cautivaban y enganchaban al lector con asombrosa naturalidad. Eso es algo que no se aprende: se tiene o no se tiene. Y Paco lo tiene.
Obsesionados como estamos con las etiquetas, esta podría definirse como una novela infantil o juvenil, pero, como sucede con las obras verdaderamente buenas y llenas de sustancia, los adultos la disfrutarán y le sacarán el mejunje con igual placer, puesto que el relato ofrece varios niveles de lectura. Es un hecho que, cuando se escribe de manera honesta y valiente como lo ha hecho Sisco, el alcance de lo que se cuenta es universal. Es el mismo planteamiento que encontramos en libros como Alicia en el país de las maravillasEl principitoMomo o La historia interminable.
No me extiendo más. Lo mejor es que el lector pase la página y se adentre en esta hermosa historia de profundas raíces ecologistas y humanistas que Sisco, un joven escritor de setenta y cuatro años, nos regala. Enamoraos de sus personajes, viajad con ellos hasta el horizonte por parajes naturales de inconmensurable y conmovedora belleza. Pihrus, el pequeño duende de la montaña, y su amigo Osogrande os esperan para iniciar la aventura, que es también la aventura del hombre que los ha inventado…

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