miércoles, 26 de febrero de 2014

LA GUERRA DEL AMEN

                                                                 

26.02.2014 | 01:24
Emili Piera
Hay tantas probabilidades de que la jerarquía católica admita, con Naciones Unidas o sin ella, el problema de los abusos a menores, su resistencia a entregar a los responsables al brazo secular, en vez de ampararlos, como de que éste Parlamento reconozca la naturaleza genocida del régimen de Franco. Y por las mismas razones: dominio amplio y conciencia exagerada de la propia virtud.
La Guerra Civil fue atroz, pero no más atroz que otras y menos sangrienta que la Guerra de Secesión Americana. Decía un personaje de Apocalypse Now: «Hablar de crímenes en esta guerra (de Vietnam) es como poner multas por exceso de velocidad en el circuito de Indianápolis». Amén.
La postguerra fue nuestro episodio peculiar: la puesta en marcha de un programa de exterminio del adversario mediante cárcel, exilio, palizas, torturas, adoctrinamiento, hambre, trabajo esclavo y ejecuciones. Y el robo de niños. Cualquier tribu primitiva sentiría perplejidad si se le acusase de robar niños de los vencidos. Era lo lógico: pero es incompatible con cualquier sentido del honor civilizado, en tiempos de paz o de guerra.
Aunque ya advirtió Ernst Jünger, un autor de derechas pero honrado, que en la guerra moderna se ha llegado a caracterizar al adversario con rasgos mucho más malévolos de los que atribuían a sus enemigos los pueblos más salvajes. El robo de niños en España fue practicado en la postguerra, pero también en la era yeyé y hasta con Felipe en el gobierno: mediante redes de médicos, familias «decentes» y monjas oportunas lo que demuestra que el caldo de sumisiones y silencios heredado seguía espeso y pegajoso, como veinte años antes, amén.
La amnistía del 77 fue una idea estupenda, una herramienta de primera clase para convivir. El error fue no conocer la verdad, no poner en circulación todos los datos disponibles, esos que, aún hoy, siguen «clasificados» en parte y que retratan un franquismo con más muertos en tiempos de paz de los que causaron Salazar, Mussolini y ETA juntos, amén. Nunca es tarde para saber.

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