martes, 27 de agosto de 2013

                                         


Juan José Millás
El asunto se ha puesto serio. Ha llegado el momento de medir lo que uno dice porque el PP ha anunciado que emprenderá acciones judiciales contra quienes afirmen que tuvo una caja B. El PP no tuvo, pues, una caja B. Por si no hubiera quedado claro, lo repetimos: el PP no tuvo una caja B, es decir, no llevó una contabilidad paralela, no repartió sobresueldos en sobres marrones con billetes de 500 euros, no recibió tampoco donaciones irregulares, no concedió contratas a quienes pagaban la mordida. Le tiene uno tanto pánico a las acciones judiciales y a los tribunales que más vale comenzar a tentarse la ropa. El PP no mantuvo en su nómina a un presunto gángster, de nombre Bárcenas, cuando sobraban indicios de que este señor se había enriquecido con la calderilla de la inexistente caja B. Mariano Rajoy no envió mensajes de apoyo a Al Capone ni decidió que se le mantuviera el coche oficial, la secretaria y el despacho. Tampoco le pagó los abogados, que nos salieron por un pico. O que nos habrían salido por un pico, mejor dicho, en el caso de que el PP, financiado al 95 % con fondos públicos, les hubiera abonado los honorarios que no les abonó, pese a lo que hemos leído en la prensa y escuchado en los telediarios.
Pleitos tengas y los ganes, dice el refrán. Significa que un juicio te puede destrozar la vida incluso aunque los jueces te acaben dando la razón. Conviene tomarse en serio, pues, el aviso del PP acerca de las acciones judiciales que emprenderá contra cualquiera que afirme o insinúe lo dicho más arriba. La verdad es que hasta ahora mismo lo ha afirmado todo el mundo, incluida gente del PP. Pero Carlos Floriano ha amenazado, queremos pensar, a quienes se atrevan a hacerlo en el futuro. Carlos Floriano, por cierto, no es aquel señor que se presentó en una rueda de prensa para defenderse de lo de Bárcenas asegurando que, con la reforma laboral en la mano, no lo podían despedir porque se presentaba en la magistratura de trabajo y les montaba un cirio. No era Carlos Floriano, no era nadie, nosotros no queremos líos con la justicia porque hemos leído a Kafka, etcétera. Los papeles del extesorero no existen, Cospedal jamás pronunció lo del despido en diferido. En otras palabras, aquí no ha pasado nada y todo el mundo es bueno. Que tengan ustedes buen día.

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