lunes, 5 de agosto de 2013

ESTE MUNDO DIRIGIDO -QUE NO DIGERIDO- POR PIRATAS DE MALA CALAÑA TIENE QUE SOPORTAR LOS CONSEJOS DE ESTA CELEBRE AMIGA DE TRAMPOSOS Y MAFIOSOS.

El último insulto del FMI

05.08.2013 | 02:05

                                                   

Joaquín Rábago
Para abreviar una crisis cuyo fin no se vislumbra, al Fondo Monetario Internacional, el mismo que recomendó en los años noventa a los países de América Latina unas medidas económicas, las del «consenso de Washington», de desastrosas consecuencias para sus pueblos, no parece ocurrírsele ahora otra cosa que una rebaja general de salarios en la periferia europea. Su directora general, Christine Lagarde, liberal confesa, exdirectora de uno de los más famosos bufetes de abogados del mundo, exministra de Economía bajo Nicolas Sarkozy e investigada por haber ayudado supuestamente a un empresario con fama de tramposo, ha hecho a los españoles una propuesta de pacto social.
A cambio de una rebaja salarial del 10 % en dos años, los empresarios se comprometerían a contratar a más personal. Pero la propuesta no queda ahí, sino que madame Lagarde ha recomendado también una nueva subida del IVA y una rebaja de las contribuciones sociales. Ello ayudaría a dinamizar la economía, dice quien ofendió ya a los griegos por la insensibilidad mostrada hacia los sufrimientos de toda esa gente que ha perdido su trabajo al atribuir la crisis de aquel país exclusivamente a la evasión fiscal de los ciudadanos. Lagarde debería ser mucho más cauta en sus recomendaciones cuando es una funcionaria internacional que gana 468.000 dólares libres de impuestos, además de disfrutar de otras ventajas materiales. Sigue pensando que los europeos del sur ya han tenido más juerga de la que les correspondía y ahora les toca pagar por ello. Competir es la consigna para crecer, y si no puede devaluarse la moneda, habrá que devaluar salarios. Y ello mientras aumenta de modo alarmante la precariedad laboral, los salarios están en muchos casos ya por los suelos y crece sin cesar la brecha entre una riquísima minoría y una mayoría despojada cada vez de más derechos.
Las recetas del FMI son siempre las mismas –rebajas salariales, liberalización financiera, desregulación de los mercados, privatización de las empresas públicas– para que al final, no se sabe cuándo, veamos una lucecita.
¿Cuántos mientras tanto se habrán quedado por el camino? Y quienes lleguen a la salida del túnel, ¿en qué condiciones lo harán?

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