domingo, 16 de marzo de 2014



1     Las libélulas son pilotos de primera clase. No sólo vuelan rápido, sino que también tienen un excelente control de sus maniobras a mitad del aire. Cuando vuelan velozmente a lo largo de los bancos de los ríos o en tierras pantanosas, mantienen sus patas espinosas hacia el frente formando pequeñas canastas para atrapar insectos voladores. No viajan sin rumbo fijo, esperando que un desafortunado insecto de alguna manera caiga en su trampa. Más bien, saben exactamente a dónde ir. Las libélulas tienen dos ojos compuestos muy grandes, que cubren la mayor parte de su cabeza. Pueden ver muy bien, así que el movimiento más ligero no se les escapa. En cuanto encuentran un objetivo, lo persiguen, lo atrapan, y lo devoran. ¡Completan toda la serie de acciones mientras están en pleno vuelo!

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