martes, 27 de diciembre de 2011

Y ES QUE, "TAMBIEN LE LLEGO SU SAN MARTIN".........PACO CAMPS Y SUS COSAS............. (PRESUNTAMENTE, CLARO)

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·          Lo que empezó como una alegre fábula terminó como una tragedia griega
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·                                 La opacidad en la gestión y los casos de corrupción han salpicado su mandato
·                                 Ha acabado presentándose en actos por sorpresa y no aceptando preguntas
·                                 Descuidó la gestión del Gobierno autonómico y provocó la división del partido
·                                 Sus fieles han alimentado la teoría del 'complot', de la 'cacería política'
Iván Pérez | Valencia

                                                                                                                    

Cual comedia de Lope, la tragedia política de Francisco Camps se escribe en tres actos: el esplendor, la decadencia y el calvario. La etapa al frente del Ejecutivo valenciano que se inició con el triunfo en los comicios del 25 de mayo de 2003 -mayoría absoluta para el sucesor de Olivas y Zaplana- terminó el pasado miércoles en una esperpéntica jornada que culminó con su dimisión. Punto y aparte en la tragicomedia de Camps, que ahora tendrá su epílogo en el banquillo del TSJ.
Concejal en el equipo de gobierno de Rita Barberá, quien nunca le ha retirado su cariño fraternal, Camps fue creciendo en su carrera política, de diputado a conseller de Cultura con Zaplana como presidente, pasando a ser secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, vicepresidente primero del Congreso y delegado del Gobierno en la Comunidad antes de ocupar el trono del Consell.
Vivió su esplendor como presidente de la Generalitat en sus primeros años de gobierno, sólo uno con José María Aznar en Moncloa y el resto, hasta su caída, con el enemigo al frente del Ejecutivo central: Rodríguez Zapatero, José Luis, su nombre. En ese período, redondeó y perfeccionó el proyecto político de Eduardo Zaplana, situando a la Comunidad Valenciana en la escena política nacional y en el mapa internacional. Su error: creer en la riqueza de la autonomía que lideraba, alejado de la realidad ciudadana, y rodearse de malas compañías. El honor y la honra no pueden faltar en esta historia de risas y llantos.
1.                        Al calor del boom del ladrillo, Francisco Camps terminó de construir una Comunidad moderna, de vanguardia, guapa para el turista, atractiva para los inversores, cara para los lugareños. El brutal desarrollo de la construcción y la vuelta de tuerca al turismo tradicional provocaron una falsa imagen de grandeza, un gran castillo de naipes derribado al primer soplo de lo que más tarde se convertiría en tempestad financiera. En ese clima de aperturismo, de grandes eventos, de ciudadanos del mundo 'os recibimos con alegría', el Consell de Camps organizó la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia, una gran fiesta de las familias que costó más de 10 millones de euros a la televisión autonómica y cuyos preparativos corrieron a cargo de Orange Market. ¿Les suena de algo? Por aquel entonces nadie reparó en los fastos de la visita papal, más aún cuando cinco días antes 43 personas habían perdido la vida en el accidente de metro más terrible de la historia de España. El siniestro entre Plaza España y Jesús supuso un punto de inflexión en la plácida travesía de Francisco Camps al frente del Gobierno valenciano. A menos de un año para las elecciones autonómicas, el entonces jefe del Consell pasó página amparándose en una investigación que dejó dudassobre la catenaria institucional e indignación entre los familiares de las víctimas, que en un lustro no han conseguido que el ex presidente se reuniera con ellos. "Un fallo humano del conductor", así se dio carpetazo a la tragedia de Jesús que, por cierto, ya no es el nombre de la estación de metro por donde desfilaron uno tras otro los 43 cadáveres. La llegada de Joseph Ratzinger, con visita incluida a la 'estación de la muerte', distrajo la atención de un pueblo que estaba de luto, mientras Presidencia era una piña en torno a la imprevisibilidad del accidente. Meses después, el llanto se tornó celebración cuando las aguas de Valencia acogieron lahistórica final de la 32ª Copa América. Un puerto remozado, una ciudad entregada al mar, la competición deportiva más antigua del mundo, el impacto económico de varias semanas de regatas y decenas de miles de aficionados y turistas... La vuelta al paraíso, para muchos.




                Sólo había que ver a Francisco Camps y Rita Barberá celebrar el triunfo del Alinghi. Era el triunfo de los suizos en el mar, pero también el de Valencia de cara al mundo. En continuo tira y afloja con el Gobierno Zapatero por cuestiones económicas -en especial el incremento de la financiación autonómica por la 'explosión' demográfica- y sociales -aplicación de la Ley de Dependencia, por ejemplo-, Camps apostó, ante la recesión económica que afloraba, porreforzar su política de internacionalización. Apareció en escena Bernie Ecclestone y, tras conectar con Paco Camps, la F1 llegó a Valencia, con trazado urbano, nada de circuitos convencionales que no lucen lo mismo. En apenas tres años, el GP de Europa se ha convertido en un espectáculo que combina motor, ocio nocturno y gente guapa y seguramente en una de las citas fijas del Mundial en lo que resta de década. La inauguración del Palau de les Arts Reina Sofía y la culminación de la Ciudad de las Artes y las Ciencias con el Ágora dieron lustre al desarrollo arquitectónico de la capital, al tiempo que firmas internacionales como Apple, Microsoft o Ikea e instituciones y organismos de reconocido prestigio como la Agencia Espacial Europea o la Berklee College of Boston decidían instalarse en tierras valencianas. Las sombras de aquel fatídico 3 de julio de 2006 no abandonaron nunca el Palau de la Generalitat. Pese a la sucesión de inauguraciones, leyes y eventos históricos, el clima de temores, dudas y desconfianza iba creciendo en el seno del gobierno hasta alcanzar a la sociedad en un contexto de flaqueza peculia. Cada vez era más difícil tapar el más de medio millón de parados -hasta 600.000 llegaron a ser- y una deuda galopante que asciende a 17.000 millones de euros, según el Banco de España. Con los ciudadanos en paro y losproveedores sin cobrar del Consell, quedaba al descubierto la escasa fortaleza de una Comunidad que ha lucido fachada. "Somos el motor de España", repetía Camps en cada uno de sus encuentros con empresarios, hasta que la economía valenciana empezó a hacer aguas y su discurso a chirriar en los albores de la Gürtel, la trama corrupta que se ha llevado los sueños y proyectos de Francisco Camps.
3.                       El 19 de febrero de 2009 apareció por primera vez el nombre de Francisco Camps vinculado a la red Gürtel. El ex jefe del Consell compareció públicamente ese mismo día para defenderse: "Es un proceso abierto contra todo un partido", dijo. Una imputada en el caso queestalló el día 6 de febrero aludía al pago de 30.000 euros en trajes para Camps. El juez Garzón envió la llamada 'causa de los trajes', en la que Camps aparecía imputado junto al ex secretario general del PPCV, Ricardo Costa, el ex vicepresidente del Consell, Víctor Campos, y el ex jefe de gabinete de la Conselleria de Turismo, Rafael Betoret, al TSJ de Valencia, que se declara competente para investigar la causa y la archiva en agosto de 2009, un mes antes de que un informe de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal revele la existencia de una facturación doble de Orange Market al PP valenciano conocida por toda la cúpula del partido. En pleno proceso salen a la luzgrabaciones policiales que van mermando la imagen y credibilidad de Francisco Camps, el 'amiguito del alma' de Álvaro Pérez 'El Bigotes', líder de la trama en la Comunidad Valenciana. Del 'te quiero un huevo' al 'hablar de lo nuestro, que es muy bonito' aparecieron cientos de frases que iban incrementando el peso de la cruz de Camps. En el camino quedó 'Ric', a quien Francisco Correa, el 'Don Vito' de la Gürtel, veía como futuro presidente del Gobierno. Fue el primer sacrificado de Génova y también el alumno más aventajado de Camps, que receló de su superior hasta en el día de la caída del gran jefe. Mientras Campos y Betoret acudían a firmar su culpabilidad por un delito de cohecho impropio, Costa esperaba que lo hiciera Camps para cerrar en tribunales el acuerdo para evitar el juicio. Antes, para que el juez Flors dictara la apertura de la vista oral contra Camps y los otros tres aforados, tuvo que admitirse el recurso presentado por la Fiscalía y los socialistas valencianos y producirse el retorno de la causa al TSJ autonómico. En paralelo, seguían apareciendo nuevos datos de la investigación sobre la presunta financiación irregular del PPCV y polémicos documentos, como el informe policial mostrado por el sindic socialista Ángel Luna en tribuna parlamentaria que dejaba al descubierto presuntos contratos de la trama corrupta, con Correa, Crespo y 'El Bigotes' a la cabeza, con la televisión autonómica valenciana, firmados con anterioridad a la visita del Papa a Valencia. Camps seguía sobreviviendo políticamente entre la angustia interna y la coraza externa que le llevaba a convertirse enChurchill, Gandhi, Kennedy o Juan sin Miedo según las circunstancias, pero ni su camaleónica fortaleza ni su 'gira' por el extranjero han podido evitar que acabara, en palabras del presidente de las Cortes, Juan Cotino, como Galileo Galilei, procesado 'injustamente por herejía'. En esta segunda mitad de la pasada legislatura, los eventos ya no han sido tan eventos -la segunda Copa América de Valencia se ventiló en tres días-, los sueños no se han hecho realidad -Camps quiso traer a Ferrari a Valencia-, las inauguraciones nos han dejado el anhelado AVE que básicamente paga el Gobierno central y un grandioso hospital inacabado que deja otro fantasma en un barrio huérfano, y la división interna del partido ha roto la burbuja en la que habitaba el ex presidente, en su país de ilusión, como la niñita de Lewis Carroll. 'Por tres trajes nadie se vendería', pensaban sus fieles, y Camps ponía el amén: 'Yo me los pago'. El "candidato más respaldado de las democracias occidentales" -como se refirió a sí mismo- nos ha hecho reír y llorar en la "sacrosanta cámara de la palabra valenciana", ha inspirado camisetas y ha cosechado el aprecio de Mariano Rajoy, el mismo que le prometió a Camps que siempre estaría delante, detrás o a un lado y que en unos meses puede tomar las riendas del país, ahora que ya no está su barón sacrificado, el hombre que entró en las quinielas para sucederle tras su segundo batacazo electoral. Camps ha compartido sus sentimientos con el pueblo, ha llevado las risas de sus hijos viendo a los Hermanos Marx al Parlamento valenciano y se ha marchado "inocente, completamente inocente", víctima de "los miserables que no han sabido ver un proyecto de futuro. El esperpento vivido el día de su adiós resume dos años de temores, recelos y giros inesperados. Sólo la mente de Paco Camps entiende su universo y sabe qué pasará a partir de ahora, con un juicio a la vuelta del verano y un futuro vitalicio como 'molt honorable', con su coche oficial, su chófer y sus asesores. La presión de Génova, la mediática, la familiar, la política y la judicial han forzado su renuncia. Deja una Comunidad bloqueada por la deuda y el paro, con revuelta social en aspectos educativos y carencias sanitarias, aunque con el futuro de la F1 asegurado. La justicia, lenta pero segura, ha roto los tiempos políticos y dictará la culpabilidad o inocencia de Camps, de quien su amiga Rita, González Pons y algunos más siguen pensando que volverá como uno de los políticos más brillantes y con más porvenir del partido. Como diría Paco Camps, "es todo muy bonito". El sol seguirá brillando.


Y ahora solo le faltaba la frase que ayer pusieron en su boca,  "SACAME DE ESTA Y NO TE FALTARA DE NADA", ¿como le pensaba corresponder, con dinero del contribuyente o con la caja de la farmacia de su mujer?.......  SACAME DE ESTA Y NO TE FALTARA DE NADA,   esta jerga, esta clase de expresarse, ¿es propia de la mafia o no?     presuntamente claro.   sisco

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