sábado, 5 de abril de 2014

QUE LA SEÑORA MARQUESA SE HA PASADO TRES PUEBLOS Y SE HA BURLADO DE LA LEY, ESO YA LO SABEMOS... PARA ESO ES DEL PP......QUE LOS SEÑORES GUARDIAS, CUANDO TE PONEN UNA MULTA, SON PREPOTENTES Y ANTIPATICOS, TAMBIEN LO SABEMOS... PEEEERO,TENEMOS QUE RECONOCER QUE, ANTE ESTA SITUACION, DAR LA ESPALDA, ¡Y HASTA EL CULO! SOLO LO PUEDEN HACER,.. ¡¡LOS GRANDES DE ESPAÑA!! sisco

Marquesa a escape

05.04.2014 | 02:30
Emili Piera
Los anarquistas es que somos muy simpáticos: que se lo pregunten a Esperanza Aguirre que, además de jacarandosa, tiene la pulsión irrefrenable de escabullirse de los guardias motorizados. Lo único que cambia es el coste: a algunos nos sale más caro que a otras. Por ejemplo: vas a misa y votas al PP y tienes la posibilidad de ser un anarquista white label, con todas las bendiciones como si dijéramos, y gratis total, lo que no debe ser interpretado como una incitación al cumplimiento del precepto, de los dos preceptos. Ya saben que la única forma de no pagar impuestos es estar podrido de pasta, ser indecentemente rico, ser obispo o trabajar en un local de la calle Génova. Una pista: no es un puticlub. O tal vez sí, quién sabe. Otra pista: cuesta llegar a obispo.
A mí, la escapada de Aguirre me recuerda mucho a Butch Cassidy y Sundance Kid pero en más señora y en más marquesa, no hay color. Nuestra derecha siempre aspiró a que la ley, cualquier ley, quedara abolida „y en consecuencia las atribuciones de las fuerzas del orden„ al llegar al descansillo de su escalera. Incluso antes, si es posible. Los problemas empezaron cuando al personal le dio por reclamar éste y parecidos privilegios y, después de aplicarles a los más atrevidos del servicio el correspondiente correctivo, hubo que inventar el anarquismo de pago: hacer lo que te dé la gana y no pagar nada. Más aún, cobrar por todo, como mi amigo Fernando Sánchez-Dragó a quien, precisamente, la señora Aguirre pagaba estupendamente todas sus expansiones libertarias.
Naturalmente, Dios es uno, el chollo escaso y no cabemos todos. Es eso tan antiguo del privilegio como método y la impunidad como objetivo, pero con un toque moderno: mechas rubias, cirugía reparadora, calcetines verdes. Le llaman revolución conservadora, algo que yo confundo, a veces, con el abre fácil. La ley es igual para todos hasta que deja de serlo y, últimamente, está muy dejada o se juega en el casino que, cosa lógica, le encanta a la señora Aguirre (y también a Artur Mas). «Faites vos jeux! Rien ne va plus, mesdames, messieurs!».

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