Cuando Leonardo da Vinci se ´perdió´ en Valencia
El historiador Vicent Artur Moreno (Valencia, 1962 ) acaba de publicar "El manuscrit 1204", la novela de ficción histórica en la que el mismísimo Leonardo da Vinci se pierde por el "Solar de les Fembres Pecadrius", el gran burdel de la Valencia de la opulencia y los excesos de finales del siglo XV.
01.06.2013 | 01:12
RAFEL MONTANER Nada se sabe de la vida de Leonardo da Vinci, el genio más fascinante del Renacimiento, desde que en octubre de 1481 se cansa de los Medici de Florencia hasta que el 25 de abril de 1483 firma con Ludovico Sforza de Milán el contrato para pintar "La Virgen de las Rocas". Vicent Artur Moreno aprovecha esta laguna de la historia para, en su novela de ficción histórica "El manuscrit 1204" (Ed. Denes. 544 pág. 18,95 ?.), hacer que el ilustre florentino se pierda por el "Solar de les Fembres Pecadrius", el gran burdel de la Valencia de la opulencia y los excesos de final del siglo XV. Da Vinci llega a Valencia con el encargo del cardenal Roderic de Borja, que apenas una década después será entronizado papa como Alejandro VI, de realizar la falsificación más asombrosa y perfecta que se haya hecho jamás de la reliquia más preciada de la Cristiandad: la Sábana Santa. En esta misión, Da Vinci se aliará con Lluís Alcanyís, el gran médico y poeta de Xàtiva, que como otros tantos genios de la época acabará ardiendo en la hoguera de la Inquisición.
El juego de espejos entre realidad y ficción que propone esta novela en valenciano, de la que ya se última su edición en castellano e inglés, arranca en el presente con el hallazgo en el Archivo de Protocolos del Patriarca Ribera de un manuscrito que hacia 1238 situa la Síndone en Valencia. El protagonista de esta historia olvidada es un joven de 16 años de Ripoll que, huyendo de un crimen, se enrola en 1204 en la IV Cruzada en la que luchan cristianos contra cristianos hasta no dejar piedra sobre piedra en Constantinopla. Allí, en la capilla de las dependencias reales del gran emperador de Bizancio el adolescente recibe el Tetradiplon de manos de un monje que escapa del saqueo. Con el tiempo, aquel joven cruzado y la Síndone acabarán siendo el estandarte que abre paso a las tropas de Jaume I en la forja del Reino de Valencia, pero poco después de la conquista del Cap i Casal 9 de octubre de 1238 a la Sabana Santa se la tragará la historia en algún lugar de Xáteba, la aún musulmana capital de La Costera.
Dos siglos después, Leonardo descubre en Valencia un asombroso mundo femenino en una Edad Media donde la mujer era la encarnación del pecado y "sólo monjas y prostitutas tenían acceso a la cultura", cuenta Moreno. Da Vinci entra en contacto con las dos "reinas" de dicho universo: Sor Isabel de Villena, "una religiosa avanzada a su tiempo que sienta las bases del futuro misticismo posterior", y Joana La del Tintorer, "la gran meretriz del 'Solar de les Fembres'". Moreno, recordando a Joana, "que posiblemente había sido la amante de un jovencísimo Roderic de Borja 10 años antes", atribuye el origen del dicho valenciano "estar de puta mare" a que en la procesión que cada 15 de agosto recorría el burdel de Valencia las prostitutas desfilaban tras la virgen. "Ver a la puta y la 'mare' juntas era un augurio de buenas cosechas y de salud para los niños", concluye.
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