Emili Piera
Tengo la esperanza de saber, algún día, quién filtró la contabilidad presuntamente autógrafa y doble de Bárcenas. No miren a la señora Aguirre, ella sólo piensa en ser la beneficiaria del enredo: yo la vi, sin verla, dando saltos de alegría con sus calcetines y sus botitas de colegiala mientras repartía estopa a Ana Botella, a Mato, a Cospedal, a Rajoy. Ahora la marquesa de Murillo se ve más cerca de la vara de mando que hace un mes y hasta presume de limpia y eso que pertenece al linaje de Aznar „es decir de los políticos que cuando anuncian que se van, pasan más adentro„ y llegó al gobierno de Madrid D.F. gracias a los votos de dos crápulas comprados con carné del PSOE. Porque espero que cobraran; si no, además de crápulas, serían imbéciles. Esperancita no sabe que el político, el pescado y el huésped, huelen al tercer día, no digamos a la tercera legislatura.
Como supongo que dijo Nietzsche, no se puede ser humano sin ser sobrehumano, doctrina que en Génova han querido matizar: no se puede ser humano sin ser sobre humano, fíjense lo que hace un toque del espaciador. Pero hablando del elemento humano, afirmo que Bárcenas no da el tipo de contable: demasiado pelo y muy apelmazado. Y mucho hombre vertical, adusto y patillado. Un exceso de vehemencia de hombros en un físico de armario cubierto por la gabardina. Es un tipo de los que acompañan como una presencia a la vez quieta e inquietante, persuasiva: unos hombros y una cabeza para empujar, ya digo.
Mientras tanto, en el Consell, que empujan más bien poco, han descubierto que el exconseller Rafael Blasco hinchaba las puntuaciones de sus ONG. Por lo visto, eso es lo grave y no la sospechosa pasión inmobiliaria, así en Valencia como en Miami de entidades supuestamente consagradas al amor al prójimo. Pronto descubrirán que copiaba en los exámenes y que, encima, se masturba. Y a todo eso ¿qué dirán que ha hecho el conseller de Sanidad, Manuel Llombart, de 43 años? Pues se ha afiliado al PP ¡Torero, torero!
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Como supongo que dijo Nietzsche, no se puede ser humano sin ser sobrehumano, doctrina que en Génova han querido matizar: no se puede ser humano sin ser sobre humano, fíjense lo que hace un toque del espaciador. Pero hablando del elemento humano, afirmo que Bárcenas no da el tipo de contable: demasiado pelo y muy apelmazado. Y mucho hombre vertical, adusto y patillado. Un exceso de vehemencia de hombros en un físico de armario cubierto por la gabardina. Es un tipo de los que acompañan como una presencia a la vez quieta e inquietante, persuasiva: unos hombros y una cabeza para empujar, ya digo.
Mientras tanto, en el Consell, que empujan más bien poco, han descubierto que el exconseller Rafael Blasco hinchaba las puntuaciones de sus ONG. Por lo visto, eso es lo grave y no la sospechosa pasión inmobiliaria, así en Valencia como en Miami de entidades supuestamente consagradas al amor al prójimo. Pronto descubrirán que copiaba en los exámenes y que, encima, se masturba. Y a todo eso ¿qué dirán que ha hecho el conseller de Sanidad, Manuel Llombart, de 43 años? Pues se ha afiliado al PP ¡Torero, torero!
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