Justicia económica
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En InspirAction creemos que una vida digna es una cuestión de derechos, no de caridad. Todos los habitantes de la Tierra deberían poder tener libre acceso a alimentos, agua potable, sanidad, educación. Poder guarecerse bajo un techo y taparse con algo de ropa. Sin embargo, esos derechos tan básicos le son negados sistemáticamente a millones de personas en todo el mundo.
La reciente subida de los precios de los alimentos, junto a los trastornos provocados por el cambio climático y otros factores, ha acentuado una crisis alimentaria a nivel planetario. El hambre, síntoma de pobreza extrema por definición, afecta ya a 1.000 millones de seres humanos en todo el mundo. Cifra espeluznante que seguirá creciendo a menos que hagamos algo. No podemos quedarnos de brazos cruzados.
Entre las soluciones que se plantean se encuentran, por ejemplo, dar poder a las personas para que puedan proveerse su propio alimento y garantizarse un medio de vida. Esto se debe complementar con la ayuda gubernamental, por lo que hay que instar a los gobiernos para que provean de ayuda urgente a las comunidades que estén en una situación crítica y de asistencia continuada y apoyo a aquellas personas que padecen pobreza crónica.
Es absolutamente intolerable que en pleno siglo XXI haya personas que vivan por debajo del umbral de la pobreza. La razón de que esto ocurra corresponde en parte a la poca voluntad política y a la pésima asignación de recursos. Ni los gobiernos, ni las organizaciones, ni los ciudadanos podemos permitir que se siga vulnerando el principio de justicia económica que a todos nos corresponde a todos por derechos.
Tenemos que actuar
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