domingo, 23 de marzo de 2014
España ha dejado de ser católica practicante, pero sigue sufragando con los impuestos de todos una fe concreta; la católica que, además, tiene gran influencia en la educación de nuestros hijos, mientras se niega a aplicar la ley de memoria histórica en las múltiples iglesias y mantiene las placas en recuerdo de José Antonio Primo de Rivera, por ejemplo. O vive de espaldas a la sociedad y encabeza manifestaciones contra el matrimonio igualitario. O se enroca en sí misma para proteger a los pederastas cuando son de los suyos
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