El sistema electoral condena a los partidos pequeños a lograr menos representación en el Congreso en proporción a los votos que obtienen
ILUSTRACIÓN DE MIGUEL ORDÓÑEZ
Si en España se cumpliera la máxima de "una persona, un voto", los partidos minoritarios lo serían un poco menos. Izquierda Unida, por ejemplo, pasaría de tener dos a 14 escaños, mientras que UPyD pasaría de uno a cuatro.
Además, con un sistema electoral más equitativo se evitaría lo que, para Natalia Muñoz-Casayús, jurista, activista del 15-M y autora de una bitácora en la que desentraña el sistema electoral, es un auténtico "síndrome del voto útil". En muchas de las circunscripciones, el reparto de escaños"obliga a los votantes a votar a un partido grande o a abstenerse si no se someten al bipartidismo", lo que luego se traduce en una mayor presencia en las instituciones y en los medios de comunicación.
Las circunscripciones, el principal problema
Los ciudadanos ejercen su voto repartidos en 52 circunscripciones, que se corresponden a las 50 provincias, más Ceuta y Melilla. Cada una de ellas aporta al Congreso un mínimo de dos diputados, lo que suma 102 escaños (de un total de 350) y genera la primera distorsión, ya que las diferencias de población hacen que unas divisiones territoriales estén más representadas que otras.
El voto de unos ciudadanos vale más o menos según el lugar en el que vivan
Es decir, el voto de unos ciudadanos vale más o menos según el lugar en el que vivan. "Nada menos que 102 diputados se van en representar, no a los ciudadanos, sino a una división territorial, la provincia, actualmente superada", explica Muñoz-Casayús. "Los grandes partidos argumentan que la población rural quedaría sin representación en el Congreso si se reformara el sistema electoral, pero no es cierto, porque los diputados actúan según la disciplina de partido, y no teniendo en cuenta a su electorado", reflexiona.
Aún así, el número de escaños que aporta la mayor parte de las provincias es muy pequeño. En dichos territorios, el porcentaje de votos necesarios para lograr un diputado se dispara. Una vez hecha la asignación de escaños, los votos sobrantes se pierden, y por eso los partidos minoritarios lo tienen muy difícil para lograr un asiento en el Congreso.
Las consecuencias de este sistema son claramente visibles. Tomando datos de las últimas elecciones generales, en 2008, se puede comprobar la proporción entre votos y escaños. En ellas, el PSOE logró algo más de once millones de votos y 169 diputados, mientras que Izquierda Unida logró cerca de un millón de papeletas y sólo dos escaños. Por cada asiento en el Congreso, el PSOE obtuvo 65.470 votos, el PP 66.470, IU 481.520 y UPyD 303.535.
Una ley "netamente franquista"
El profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Monedero, no duda en calificar el sistema bipartidista de "fraude". "Nuestra Constitución se basa en la voluntad popular pero se la pretende reducir a dos grandes formaciones", denuncia. La "carga legislativa" compartida por los dos grandes partidos hace que las diferencias entre ambos se diluyan. "Entre el PSOE y el PP han aprobado en torno a un 90% de las leyes de esta legislatura", explica Monedero.
El politólogo sostiene que la Ley Electoral tiene un origen "netamente franquista", ya que, aunque data del año 85, "es prácticamente idéntica a la del 77, que recogía los lineamientos principales de la Ley para la Reforma Política ". Las decisiones que se tomaron entonces pretendían evitar que las ciudades, supuestamente más progresistas que las áreas rurales, pudieran "marcar el signo de la Transición ", asegura el catedrático.
Monedero asegura que el bipartidismo se rompe "con la voluntad política de ser demócrata"
Voluntad política y democrática
Natalia Muñoz-Casayús lamenta que la reforma del sistema electoral "sólo podría lograrse si los partidos mayoritarios, aún sabiendo que con la reforma estarían renunciando a parte de su poder, tuviesen una sincera voluntad de mejorar la democracia y la representatividad".
En este nuevo contexto se evitaría que "la atomización de la izquierda provocase el predominio de la derecha" y permitiría al "votante progresista elegir libremente y en conciencia", mientras que ahora se ve "forzado a votar a un gran partido para no quedar sin representación".
Monedero asegura que el bipartidismo se rompe "con la voluntad política de ser demócrata". "El PSOE, el PP y el PNV no quieren cambiarlo, son las tres fuerzas políticas que se benefician, así que prefieren seguir jugando en ese espacio privilegiado que se les ha regalado", concluye.
Y en eso llegó el 15-M
El movimiento de los indignados, cuya principal denuncia apunta contra un sistema que no traduce la voluntad popular a la esfera política, también se moviliza de cara a estas elecciones. Kike Castellón, del colectivo Democracia Real Ya, asegura que la ‘campaña' del movimiento 15-M no pide el voto para nadie. "Nuestro objetivo es que la gente se informe de los programas y que vote en conciencia, que haya actitud crítica", explica.
Para ello, los indignados pasarán una "noche de vigilia" en la Puerta del Sol, hoy, viernes 18, para empezar todos juntos la jornada de reflexión, con el ya tradicional ‘grito mudo' a media noche. De cara a la jornada electoral, el 15-M anima a poner reclamaciones a pie de urna, "un derecho de todos los ciudadanos, voten o no". Como propuesta, han dejado algunas posibles reclamacionesen la web.
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